Jansson, Tove – Taikurin hattu (1948)

Jansson, Tove – Taikurin hattu, WSOY, Helsinki, 2018 (original en sueco de 1948, primera edición en finés de 1958)

Me traje este libro de mi penúltimo viaje a Helsinki en 2019, con la idea de acceder en algún momento a los Muumin en su formato original y no en alguna de las múltiples adaptaciones que se han hecho de sus historias. El momento se presentó por fin hace poco, cuando me he visto casi en la obligación de leerlo para poder contarle de qué va a mi hija pequeña, que no paraba de preguntar por las ilustraciones cuando lo hojeaba con la misma fascinación con la que contempla la modesta colección de tazas de los Muumin que atesoramos en la cocina. Ahora ya puedo narrarle algunas de las aventuras de estos curiosos personajes, un recurso muy útil en la complicada tarea de intentar que se duerma a su hora.

La familia Muumin (Mumín en las traducciones al español) es un elemento importante de la cultura finlandesa. Lo que mucha gente no sabe es que las historias originales están escritas no en finés, sino en sueco, como casi toda la literatura finlandesa anterior al siglo XIX. Su autora, Tove Jansson, era una señora un tanto peculiar, reivindicada en nuestros días como icono queer y de liberación femenina, aunque yo casi prefiero centrarme en su creación artística y obviar los detalles de su biografía (que recientemente fue objeto de un biopic de gran éxito en su país natal), no porque la considere escandalosa ni reprobable, sino porque ante la vida privada de la gente siento una mezcla de pudor y respeto que me suele disuadir de indagar en ella.

Las historias que contiene este libro están ambientadas en un valle mágico situado en una remota región septentrional. Parecen cuentos infantiles, pero no lo son del todo, o sí lo son pero a la manera de los cuentos de antaño, con una parte oscura o al menos ambigua y una lectura adulta paralela a la que puedan hacer los niños. Los personajes son casi todos entrañables, pero también tienen su lado menos positivo, con rasgos irascibles, egoístas o narcisistas, algo que procuró limar convenientemente aquella serie japonesa de dibujos (me consta que se emitió en España a principios de los ochenta) que me vi enterita en finés al poco de instalarme en Helsinki, hace ya once años (!), para intentar hacerme con el idioma.

Los vicios y defectos de los personajes, que salen a relucir dentro de su carácter amable, otorgan una dimensión más amplia y compleja a las distintas historias. En este libro, que fue uno de los primeros de los Muumin en publicarse, se cuentan varias de ellas enlazadas entre sí por medio de la trama global de un mago que extravía su sombrero y da título a la obra (“El sombrero del mago”). En ellas, los Muumin viajan, juegan, se enfrentan a peligros y se enfadan a veces entre sí, aunque siempre triunfa el espíritu familiar y un disfrute casi epicúreo de los pequeños placeres de la vida sencilla. Eso sí, los personajes femeninos están bastante deslucidos, cosa que más que a una improbable misoginia tal vez corresponda a una crítica consciente de los arquetipos femeninos pasivos o superficiales.

Dentro de la sencillez del estilo, el narrador tiene también un lado adulto, y en su recurrente interpelación directa al lector recuerda un poco a El Hobbit o a las historias de Michael Ende y Roald Dahl, lo que permite que los lectores de más edad encuentren también su propia versión de lo narrado. Me ha sorprendido gratamente lo bien que coexiste esta dimensión menos infantil, con hondas reflexiones filosóficas y un tono profundamente melancólico, con el trasfondo inmediato casi naif, y creo que en esa combinación improbable reside buena parte del encanto de estas historias que por fin he podido leer en su lengua casi original, sin ningún filtro impuesto por una visión más comercial o excesivamente contemporánea.

Escuchando: Catalina Grande Piñón Pequeño – 2022 – La ira de un hombre bueno