No siempre tiene uno la oportunidad de ver en directo a una leyenda como Possessed, y menos sin tener que desplazarse a otra ciudad o asistir a algún festival de tamaño considerable. Aun así albergaba mis dudas, ya que esta nueva encarnación del grupo tan sólo incluye a su vocalista original, Jeff Becerra, arropado por un puñado de músicos que éste ha ido congregando a su alrededor desde que resucitó la formación hace unos cuantos años. Tampoco sabía muy bien en qué forma se encontraría Becerra, que lleva tiempo confinado a una silla de ruedas tras haber recibido un disparo de arma de fuego cuando alguien asaltó su casa para robar. A pesar de todas las dudas, recordé la frase que escribió un día otro Jeff en su ilustre Lista de resoluciones metaleras de Año Nuevo: “Deja de dar por hecho que los grupos van a seguir existiendo”. En este caso, Possessed venían a Madrid con la excusa de presentar un nuevo disco (Revelations of Oblivion), el primero completo en más de treinta años (!), pero quién sabe si en el futuro habrá una segunda ocasión. Como en muchas otras situaciones de la vida, estaba claro que era mejor arriesgarse a salir decepcionado que arrepentirse de no haber ido.
Todas estas consideraciones a las que di tantas vueltas en los días previos se desvanecieron en el aire, como roña en la ducha, ante lo que pude presenciar sobre el escenario de la Caracol. Jeff Becerra venía acompañado de músicos que son auténticos titanes sobre las tablas (dos de ellos miembros de un grupo tan sobresaliente como Coffin Texts) e imprimieron un estilo más moderno y agresivo a la ejecución de los trallazos clásicos de la formación, definitorios del estilo de speed metal extremo de mediados de los ochenta que daría origen al primer death metal. El cantante, por su parte, rugía con una potencia sorprendente para alguien obligado a cantar sin poderse poner de pie. Los temas del nuevo álbum sonaron casi indistinguibles de los antiguos, en una unidad estilística digna de elogio. Pero lo más importante fue quizá la actitud de los miembros del grupo, que se mostraron realmente felices y motivados por poder tocar ante un público entusiasta, que coreó y pogueó todos los clásicos con un fervor casi inverosímil para el inicio de la semana. Todo ello contribuyó a un espectáculo poderoso y electrizante que estuvo a la altura de lo mejor que cabía esperar y será difícil de olvidar.
Escuchando: Infamous – 2019 – Muttos Pro S’Aristocratzia